Para finalizar con este hermoso lugar, te diré que podrás encontrar artículos artesanales como muebles de exportación, fierro forjado, cerámica mayólica, prendas tejidas, y uno que otro artículo en recuerdo del ánima de Sayula, sin olvidar nuestra cuchillería fina de influencia española de acero inoxidable, así como los tradicionales utensilios de labranza en el campo.
A continuación te dejo la leyenda del ánima en pena de Sayula.
En un casero ruinoso
De Sayula en el lugar,
Vive Apolonio Aguilar,
Trapero de profesión.
Hace tiempo que padece
Hambre voraz y canina
Y por eso está que trina
Contra su suerte fatal.
No es borracho, ni juega
Sólo comer es su vicio,
Pero anda mal de oficio
Ni pa´ comer le da.
Cuatro tablas, dos petates
Un bacín roto de barro,
Cuatro cazuelas y un jarro
Son de su casa el ajuar.
Su mujer y sus hijuelos
Macilentos y hambriados
Con semblantes extraviados
Piden pan con su triste voz.
Pan allí ni por asomo;
Hambre sí, disgustos mil,
En aquel chiribitil,
A pasto y a discreción.
Llanto sólo de miseria
Que gateando noche y día
Apagó dejando fría
La ceniza del hogar.
Por eso trapero esconde
Entre sus manos la cara;
Maldice su suerte avara
Que le causa aquel dolor.
Y fijando su consorte
Su penetrante mirada
Con voz grave y levantada
De esta manera habló:
"Es preciso que ya cese
Esta situación terrible;
Vivir así no es posible,
Harto estoy de padecer.
Me ocurre feliz idea,
Que desde luego te explico,
Esta noche me hago rico
O perezco en la defunción.
Escucha y no me repliques
Mi suerte esta decidida
El porvenir de mi vida
Depende de esta ocasión-
Tú sabes que en esta tierra
Entre la gente de seso
Se cuenta cierto suceso
Que a causado sensación.
Se dice, pues, que de noche
Al sonar las doce en punto
Sale a penar un difunto
Por las puertas del panteón.
Que las gentes que lo ven
Huyen a carrera abierta
Y todos cierran la puerta
Encomendándose a Dios.
Que por fin un desalmado
Se encaró con el muerto;
Mas de terror quedó yerto,
Patitieso y sin hablar.
Esto lo aseguran todos
Y mi compadre José
Me ha jurado por su fe
Que también al muerto vio.
Y me asegura que el muerto
tiene la plata enterrada
Y busca gente templada
Con quien poderse arreglar.
Pues bien, me siento con bríos
Para hablarle al mismo diablo,
A ese muerto yo le hablo
Aunque me muera después.
Mucho peor es morir de hambre
Que morir de puro miedo
Y si yo con vida quedo
Seremos ricos después.
"Por Dios Apolonio" dijo,
Su mujer muy afligida;
No juegues así la vida
Deja en paz a los muertos.
No mujer, no retrocedo,
Es una cosa resuelta;
Si pronto no doy la vuelta
Prepara mi funeral.
Dijo y con paso veloz
Pálido como un difunto
Salió de su casa al punto,
Camino para el panteón.
Envuelto en tinieblas yace,
De Sayula el caserío
Y un aspecto muy sombrío
Allí reina por doquier.
No se oye voz humana,
Ni el más ligero ruido,
Sólo de lejos el aullido,
Pavoroso de algún can.
Algún pájaro que cruza
En las tinieblas perdido
Lanza fúnebre graznido
Al ir de su nido en pos.
Y al extinguirse perdido
Que al corazón pone susto,
Canta el tecolote adusto
En el ruinoso torreón.
Negro toldo cubre el cielo,
Y al soplo del viento frío,
Gimen los sauces del río
Con quejumbroso rumor.
Lúgubre la noche está
Y en su fondo pavoroso
Brota a veces luminoso
Un relámpago fugaz
La silueta del Trapero
Que a la ventura de Dios;
Va de la fortuna en pos
Hasta vencer o morir.
Más a medida que avanza
Su valor se debilita
Y es dueño de honda culta
Su angustiado corazón.
Avanza pues presuroso
Aquel hombre de faz yerta,
Y al fin se mira en la puerta
Del tenebroso panteón.
Allí con mortal congoja,
La hora fatal aguarda;
Hora que tal vez no tarda
En sonar en el reloj.
Por fin de repente suenan
Doce lentas campanadas
Cuyas notas son pasadas,
Vibran con sordo rumor.
Notas lentas y solemnes
Cuyo el eco de una tumba
Con quejumbroso rumor.
Por fin a esperar se pone
Y sin grande dilación
Las puertas de aquel panteón
Se abren de par en par.
Cruza el dintel el fantasma,
Mudo, rígido y sombrío
Como el sepulcro frío
Y horrible aborto de horror.
Lleva cubierta la faz
Con negro y tupido velo
Y arrastrando por el suelo
Lleva también el sudario.
Aguilar de espanto yerto
Y erizado su cabello,
Con agitado resuello,
Corre tras la visión.
Y haciendo un supremo esfuerzo
Cual si jugara la vida,
Con voz despavorida
De esta manera le habló.
"Departe de Dios te pido
Me digas cómo te llamas
Si apenas entre las llamas
O vives aquí entre nos
¿Qué buscas por estos sitios
donde los vivos espantas?
Si tienes talegas ¿Cuántas
Me podrías proporcionar?"
"Me llamo Perico Zurres,
Dijo el fantasma en secreto
Muy puto mientras viví.
Ando ahora penando aquí
En busca de algún profano
Que con la fuerza del ano
Me arremangue el mirasol.
El favor que yo te pido
Es un favor sencillo
Que me prestes el fundillo
Tras del que ando tiempo atrás.
Las talegas que tu buscas aquí
las traigo colgando
Ya te las iré arrimando
A las puertas del fogón.
Lleno de sorpresa quedó
el pobrecito trapero
Y echando al suelo el sombrero,
El infeliz exclamó:
"Por vida del Rey Clarión
Y de la madre de Gestas
¿Qué chingaderas son estas
que me suceden a mi?.
Ya no se lo que me pasa
Pues ignoro con quien hablo
Este cabrón es el diablo
O mi compadre José.
Buena fortuna me hallé
En estas tierras de brutos,
Donde los muertos son putos
¿Qué garantías tengo yo?
Lo que me sucede a mí
Es para perder el seso;
Si los muertos piden sieso
Los vivos ¿Qué pedirán?
Venir de lejanas tierras
A buscar aquí la vida
Y mi suerte maldecida
Me deparan un trance atroz.
No tener yo más alhaja
Que la alhaja del fundillo
Y me la pide este pillo
Que dice que ya murió.
Esto es cuando puede verse
Por las crestas del demonio
Si lo aflojas Apolonio
De aquí sin culo te vas"
Así el trapero exclamó
Muy pensalvo y mohino
Del pueblo tomó el camino
Y en sus calles se perdió.
Y es fama que cuando oye
Que hablan del aparecido,
Recesoloso y confundido
Se pone una mano atrás.
MORALEJA
Lector: si por alguna vez , y por artes del demonio, te vieras como Apolonio, en critica situación.
Si tropiezas acaso, con alguna ánima en pena, aunque te diga que es buena, no te confíes jamás.
Y por vía de precaución, llévate como cristiano la cruz bendita en la mano y en el fundillo un tapón.
Bueno querido amigo, con esto terminamos un poco de la historia de Sayula, recuerda visitar cada uno de los hermosos rincones de Jalisco, México y el mundo,